Cito de memoria una lectura de un libro que perteneció a mi abuelo, maestro nacional desde los años 30 (al que por cierto desterraron a Gran Tarajal en la guerra, por jugar al dominó con socialistas de carné...).
Nunca conocí a mi abuelo, pero sí sus libros, de historias, de "lecturas" con moralina, el Catón, la enciclopedia, cuentos de Calleja: los que precedieron a la guerra, y los de después, los que mi madre odiaba porque obligaron a mi abuelo a comprarlos con parte de su exiguo sueldo de maestro (ya se sabe el dicho: pasa más hambre que un maestro' escuela...), mermando por tanto la "capacidad adquisitiva" de otras cositas más alimenticias: los libros con la pedagogía del régimen franquista no se podían comer (eso sí que era régimen... - perdón, qué malo).
Ahí va sin más la cita; no sé su autor, no sé su procedencia. Da de sí bastante. Que la disfruten.
Una hora duerme el gallo,
dos el caballo,
tres el santo,
cuatro el que no lo es tanto,
cinco el agustino,
seis el peregrino,
siete el caminante,
ocho el estudiante,
nueve el caballero,
diez el majadero,
once el muchacho
y doce el borracho.
La delgada línea que separa nobleza o juventud de la mala vida o desidia...
domingo, 3 de agosto de 2008
Zoo-sociología de la de antes.
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13 comentarios:
¡Huye, Alma Cándida!, ¡huye de esos libros como de la peste!
Te lo dice un servidor, novio de la sufrida Lucía, aún más sufrida desde que realiza su doctorado sobre el nacionalismo en la escuela franquista: ¡dios, qué material "educativo"!, ¡qué sarta de gilipolleces una tras de otra!
Lo dicho, huye.
Eas perlas procedentes del acervo popular tiene un nosequé que las hace extrañamente magnéticas.
Lo que no logro entender es su último comentario Alma Cándida
"La delgada línea que separa nobleza o juventud de la mala vida o desidia..."
Escribo pra que algo quede...
También Unamuno estuvo por aquellos lares (Puerto del Rosario, exactamente). Tus abuelo, muchos como tu abelo son nuestra memoria historica, tanto por su destierro como por su profesión, que es la más noble que pueda existir... bien desarrollada, claro.
Un brindis por tu abuelo.
Ah, del catálogo... prefiero no dormir.
fgttwe fgttwe fgttwe fgttwe fgttwe
¿Y los que dormimos más de 12 horas, qué? Aparte de marmotas, como Joe el vago de Minessotta.
¡Lucía! Tengo unos libros de mis tías de cómo debe comportarse una señorita y tal que no tienen desperdicio, no te digo nada porque primero tengo que buscarlos... ;-) (¿Este blog también es tuyo? ¡Caray, qué nivel!
XDDDD
Biquiños, Almiña, perdona la broma; en realidad es para meterme con Fer, seguro que eso os gusta a todos ;-)
Los libros que citas son dos joyas de la educación. Nada tienen que ver con la época con la que los relacionas pues son muy muy anteriores. La cancioncilla es una retahíla para aprender los números cantando y jugando. Bueno, no es mi especialidad pero quería comentar
Alma, me ha encantado (y emocionado) tu entrada de hoy por varias razones:
- Nombras a los maestros de escuela, los de toda la vida. No soy maestra, aunque es mi gran vocación, y dos hermanos míos sí lo son, también algunos primos, y también lo fue una tía-abuela (fue maestra nacional, como tu abuelo).
- Nombras esos libros de antes, que a mí me vuelven loca. Me he comprado varios en librerías de viejo, y si no he adquirido más es porque algunas veces me han pedido cifras muy altas.
- A mí también me parecen pequeñas perlas todas estas canciocillas, oraciones, etc.
Te cito esta que he aprendido de labios de mi madre, ella de la suya, y ésta a su vez de la suya, y ya se la sabe mi hija, con nueve añitos. De hecho, la rezamos juntas todas las noches...
"Tengo un escapulario
de la Virgen del Rosario.
Cada vez que me lo quito y me lo pongo
me acuerdo de Jesucristo.
Jesucristo fue mi Padre,
los angelitos mis hermanos,
me tomaron de la mano,
me llevaron a Belén.
En Belén hay una fuente,
donde estaba San Vicente,
con un cabito de vela.
El que no se lo sepa,
se condena".
Ojalá no se pierdan nunca estas joyitas de la cultura popular. Yo, desde luego, intento aportar mi granito de arena.
Mi madre... resulta que soy borracha cuando casi ni bebo.. que no, que no es borrachera, es que las poesitas neuronas tienen que descansar también, que hay que darles vacaciones...
Mi madre tiene unos libros de cómo ser buena esposa (que incluye un libro sobre el sexo, increíble, pero cierto) de la época, lo que no sé es porqué los tiene porque mi madre no es española O_O...
Besitos guapa
Querida Alma Cándida:
Te aconsejo, si quieres conservar la cordura, que no abuses demasiado de estos libros tan "educativos". Te lo digo por experiencia, abandona antes de que sea demasiado tarde... yo ya estoy perdida... he acabado aprendiendome el "Cara al sol" inconscientemente.
¡Pero guarda esos libros, por Dios! ¡Cuestan un potosí!
¡Fauve! ¡Cuánto bueno por aquí! Pero no, no me he apropiado de toda la blogosfera, no soy tan ambiciosa... yo sólo quiero el mundo en bandeja de plata. Llevo tiempo con los planes de conquista, pero nunca saco tiempo (ya sabes, que si un día tengo dentista, que si otro tengo que ir a la compra...).
Un saludo.
Amoh a vé:
1.- Mi abuelo tenía libros de antes y de después de la guerra, ¿estamos? Y no se crean Uds. que los de antes de la guerra eran un dechado de modernidad... en cuanto al papel de la mujer, por ejemplo...
2.- Los bienintencionados consejos de Fer y L. llegan tarde: leí esos libros hace mucho (los de antes y los de después de la guerra, insisto). No me descubren la pólvora...
3.- Lo que más me llamaba la atención en los libros de la "nueva pedagogía" del Régimen (aparte de lo super-extra-mega obvio, claro está) era, por ejemplo, lo antigaldosiano de sus planteamientos filológicos (por decirlo de alguna manera): de A. Machado, aún sin enfriar en Colliure, ni del tiroteado Lorca, ni hablamos...
4.- Como dice Doc Vitamorte, el Catón y los cuentos de Calleja, o la Enciclopedia universal, se salvan del escrutinio. No confundamos el culo con las témporas.
5.- Incluso en libros de lecturas posguerriles, aparte de moralinas y otros horrores, había joyitas como la pieza que cito en este post, o el cuento del Pollito Pito, hoy en día "globalizado" merced a Chicken Little; mi madre siempre nos lo contaba mientras nos daba paciente el puré... O el cuento de la Cabra Montesina... También unas cancioncillas que me llenaban de inexplicable melancolía infantil hasta las lágrimas: las pondré en otro post, y siento no saber solfeo para escribir su musiquilla (seguro que a los talluditos les suenan): "El reloj de pared del abuelo" y "Ya se van los pastores a la Extremadura"...
6.- Mucho hablar de los libros de posguerra, pero yo, que soy de la EGB, el BUP y el COU, bien que me tragué lecturas heroicas infames en los 70's amén de los libros de mis hermanas mayores de los 60's: no podían faltar ni los poemas de Manuel Machado, ni los engendros de José Mª Pemán, ni Gabriel y Galán (su pecado: ser cursi hasta el paroxismno), ni las historietas macabras de los siete infantes de Lara, de Mudarra, y por supuesto la que se lleva la palma: Guzmán el Bueno y/o el General Mola (tanto monta...), y la célebre campana de Huesca (ríanse Uds. de Pesadilla en Elm Street, diommío, qué imaginario para cabecitas de 7-8 años... por no hablar de los martirilogios, sobre todo cuando los protas eran niños convenientemente masacrados y despellejados). Repito: en la EGB del tardo franquismo.
Las advertencias de estos mis queridos niños "educados en valores", Fer y L., repito: me llegan tarde...
Yo crecí con los libros de mi abuelo, y con la pobreza, el miedo y la misa en ayunas, y con los tíos -paternos- fusilados, y con muchas, muchas historias...
Fe de erratas: perdónnnn, Guzmán the Good (y que le den mucho al soldado Ryan), y el Alcázar de Toledo y Gral. Moscardó... que me lío...
Como decía mi abuela, que también sufrió la guerra: "En el globo aerostático de la vida, unos deciden ser helio y otros lastre.
Con dos bien puestos.
Un saludo.
¡Coñe, Don Óscar! Qué cosas las de internés... Compartimos antología (reciente, reciente, Baile del Sol, Sundance in Canary Islands), y certámenes como el del Ateneo de La Laguna (yo primero, la burra delante pa' que no se espante).
Un placer verte por aquí, sobre todo bajo tu advocación de George Clooney. ¡Y uno de mis cuadros fetiche es el de Sir John Everett Millais, "Ofelia", acto IV de Hamlet! (que me he mirao tu blossss, ein).
Saludos :-)
Por cierto, Óscar Alonso, que tu comentario me resulta algo enigmático.
¿Quién es helio? ¿Quién es lastre? ¿Quién tiene dos bien puestos: tu abuela...?
Vengo del blog de Wodehouse y allí te vi, en un comentario: interné es el demonio, oiga.
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